Descripción
Con un gusto similar al de sus ilustres antecesores por la narrativa autobiográfica, Carmen Caro evoca en este relato personal la figura omnipresente de su tío abuelo Pío Baroja; la senda vital que la familia y su educación británica y liberal le marcaron en su infancia y juventud hasta llegar a la plena madurez, donde disfruta de la observación de los paisajes y personajes de las novelas barojianas, que se interconectan mágicamente con sus sueños y pesadillas laberínticas.
En el epílogo y colofón de este libro, el editor de la colección Baroja & Yo, Joaquín Ciáurriz, esboza su admiración por Baroja y la sensibilidad que encierra la última parte de la novela Zalacain el aventurero; las tres rosas, depositadas sobre la tumba del aventurero por las mujeres de su vida, sirven de imagen gráfica a la cubierta de este libro que cierra la colección, editada sin más pretensión que la de rendir un sincero elogio al escritor que se ilusionó con un país vasco-navarro, libre de connotaciones excluyentes, y garante de la universalidad, el progreso y la libertad individual