Colección Baroja & Yo

Al finalizar el año 2016 me encontraba organizando para el Ateneo Navarro los últimos actos del ciclo Baroja bihotzean (Baroja en el corazón). El día 16 de diciembre en “Diálogos de medianoche (Civican-Fundación Caja Navarra) Eduardo Mendoza hizo las siguientes declaraciones:

            – “Lo de Baroja (*) fue un acto de amor filial. Yo por Baroja haría cualquier cosa; casi por nadie más, pero por Baroja sí“.

            – “Siempre me ha gustado mucho. Fue la persona que me inició en la escritura… Un día leí una novela de Baroja y dije: ya sé cómo quiero escribir! Quiero escribir así; este es mi lenguaje y esta es mi forma de contar, y eso es lo que he hecho desde entonces”.

Días antes en su columna del diario EL PAIS (26-11-06), un Fernando Savater melancólico escribía :

– “Podríamos decir que el 60º aniversario de la muerte de Pío Baroja da un buen pretexto para releerlo. Pero es innecesario, porque los lectores de Baroja —un gremio más amplio de lo que se cree y lleno de gruñones, como corresponde— no dejamos nunca de leerle. Por dos razones: Baroja escribió afortunadamente mucho, de modo que siempre nos queda algo nuevo por descubrir de él. Nunca ha leído uno “todo lo de” Baroja. Pero además la vida del barojófilo está llena de momentos en los que toca Baroja, sí o sí”.

Cuando ya pensaba seriamente en este proyecto, el 28 de diciembre y en San Sebastián, fecha y lugar de nacimiento de Pío Baroja, recibí una mala noticia que me perturbó durante muchos días. El profesor y escritor turolense Antonio Castellote me dio ánimos con esta frase: “A Baroja le debo mucho. La condición barojiana siempre ayuda en los momentos malos”.

Años atrás, generalmente coincidiendo con los diferentes aniversarios de su nacimiento o muerte, otros grandes autores habían reconocido su atracción por el novelista, al que situaban propiamente dentro de sus vidas. Docentes y amigos de mi tierra me contaban el atracón que se dieron en su juventud leyendo de un tirón muchas de sus novelas, incluso “varias estanterías”, decía alguno.

            Al parecer, muchos somos los que volvemos a Baroja en momentos delicados, de hartazgo o melancolía, los que le debemos algo, y los que nos identificamos con su independencia personal o con su contradicción, es igual. Creo que existe aunque alguno lo niegue el sentimiento barojiano o, cuando menos, el de acercamiento a su persona, bien porque nos engancha la fácil lectura de sus novelas, o nos atrae esa vida tan particular, errante y sedentaria al mismo tiempo, o porque nos sorprende esa personalidad de solitario hospitalario, que murió con dignidad y coherencia.

            Por todo ello y sabiéndome a poco lo que venía organizando sobre Baroja y su familia, pensé en diseñar un proyecto editorial : una colección de libros de bolsillo que titularía Baroja & Yo, a la que invitaría a esos famosos autores más arriba citados, a otros más que había leído, así como a estudiosos docentes y apasionados lectores, para que, en clave autobiográfica, profundizasen sobre su relación con el novelista.

El editor: Joaquín Ciáurriz


(*) Se refería al ensayo que escribió sobre Pío Baroja en la colección Vidas literarias, de Ediciones Omega. 2001

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